Javier Acosta, un bogotano de 36 años, se convirtió en protagonista de una historia marcada por la lucha y la dignidad al optar por la eutanasia tras una prolongada batalla contra una serie de complicaciones médicas. La vida de Javier cambió drásticamente hace nueve años, cuando un accidente de tráfico lo dejó en silla de ruedas. Sin embargo, su calvario no terminó ahí. Poco después, contrajo una bacteria en una piscina, desencadenando una grave infección ósea conocida como osteomielitis, que progresó hasta transformarse en un cáncer en la sangre.